Por: Jorge Mario Diaz Luengas
El análisis del desarrollo histórico de la humanidad ha permitido la identificación de los denominados puntos de inflexión (turning point), en los cuales se generan señales, eventos e hitos que marcan la transición de un escenario a otro. Algunos de estos puntos de inflexión pueden ser asociados a aspectos antrópicos (generados por la incidencia del ser humano) o aspectos bióticos (generados por cambios en el comportamiento de ecosistemas relacionados con su función de resiliencia).
Para ambas categorías es claro que la influencia positiva y negativa de las acciones de la humanidad se convierten en modificadores clave que pueden mitigar, prevenir e incluso promover dichas transiciones. Cuando nos enfocamos en la capacidad científica, tecnológica e innovativa, estas acciones tienen en la gestión del conocimiento una herramienta clave para el diseño de soluciones basadas en la diversidad de miradas y de experiencias y por supuesto la búsqueda del bien común.
El punto de inflexión actual del sector agropecuario implica la convergencia de diferentes enfoques, temáticas prioritarias y megatendencias que se interrelacionan y conforman problemáticas complejas que en consecuencia deben ser abordadas también con soluciones complejas (holísticas, sinérgicas, interdisciplinares y con participación multinivel y multiactor). Entre estos temas globales se encuentra la seguridad alimentaria y nutricional, el cambio y variabilidad climática, la bioeconomía y la articulación de esfuerzos (alianzas triple y cuádruple hélice), para disminuir la duplicidad de esfuerzos y potenciar la optimización de recursos.
La seguridad alimentaria y nutricional es quizás el fin último de los esfuerzos de investigación en las cadenas y sistemas agroalimentarios, para garantizar la disponibilidad, acceso, calidad y sostenibilidad de alimentos que contribuyan a la salud de la población y por extensión, al bienestar de los ecosistemas (sistemas de producción sostenibles y resilientes). Es clave resaltar que el funcionamiento eficiente de los sistemas agroalimentarios y la disponibilidad de alimentos depende en gran medida de los recursos suelo, clima y agua; y la interacción de estos recursos propicia muchos entornos para el desarrollo de nuestra gran agrobiodiversidad entendida como una fracción del total de la diversidad, la cual está representada por recursos fitogenéticos, parientes silvestres, animales domésticos, especies acuáticas, polinizadores y microorganismos.
Este uso sostenible de los
recursos disponibles de la agrobiodiversidad para garantizar la
seguridad alimentaria y nutricional se relaciona directamente con la
economía circular y la bioeconomía; estas son dos megatendencias clave
que han permeado y generado cambios de paradigmas y enfoques, no solo en
los sistemas de producción industrial, sino también en actividades de
la base primaria como el sector agropecuario y la conexión entre estos, a
través de los sistemas de producción agroindustrial. La I+D+i sectorial
no ha sido ajena a estas megatendencias, lo que ha conllevado a alinear
áreas de investigación como la agroecología, la agrobiodiversidad, la
biotecnología, la bioprospección, la agricultura de conservación, la
agroforestería, los sistemas silvopastoriles, entre
otros, con enfoques como los sistemas globales y sistemas locales de alimentación, el rescate, conservación y uso de especies nativas, servicios ecosistémicos, resiliencia, variabilidad y cambio climático, uso sostenible de los recursos genéticos, entre otros.
En consecuencia, el poder garantizar desde las actividades de ciencia, tecnología e innovación la seguridad alimentaria y nutricional a través de la bioeconomía, requiere de aproximaciones clave como la agricultura climáticamente inteligente, entendiendo el cambio y la variabilidad climática como el elemento nuclear del punto de inflexión actual de la sostenibilidad de los agroecosistemas. Esta aproximación facilita la construcción de capacidades de resiliencia y la mitigación, reducción y prevención de la emisión de los gases de efecto invernadero; además, permea cada una de estas etapas de las cadenas de valor agroalimentarias, en las que inciden diferentes variables, bióticas, abióticas y antrópicas, las cuales son sujetas de ser monitoreadas, analizadas y modificadas en tiempo real, ya sea a un nivel micro o a un nivel macro (sistemas locales y globales de alimentación).
Es a través de la agricultura climáticamente inteligente que la incorporación de tecnologías 4.0 como las redes de sensores de variables agroclimáticas, el procesamiento en la nube de datos e información, la toma de decisiones en tiempo real, la incorporación de actuadores que ajusten las condiciones de cultivos de agricultura protegida, entre otros, contribuyen a la prevención y mitigación de los efectos del cambio climático en los sistemas de producción agropecuarios, principalmente en: i) comprensión de los riesgos climáticos, su no linealidad, sus efectos sistémicos y holísticos, reflejados en la intensificación de los fenómenos del niño y la niña, la incorporación de tecnologías para la predicción de riesgos agroclimáticos y la planificación inteligente de la producción; y, ii) la protección de paisajes sostenibles y resilientes, enfocando el uso de la frontera agrícola como espacio clave para la prestación de servicios ecosistémicos como la captura de carbono, la regulación del flujo de agua y el aumento de la biodiversidad.
Finalmente, la seguridad alimentaria y nutricional tiene en la bioeconomía y la agricultura climáticamente inteligente sus dos motores de trabajo para diseñar, implementar y transformas los sistemas productivos agroalimentarios a través de modelos resilientes, que integren la participación multiactor por medio de la inclusión social en el desarrollo científico y tecnológico de diferentes actores, de las comunidades tradicionales y ancestrales y de colectivos diferenciales, promoviendo líneas de trabajo como la ciencia ciudadana, la ciencia abierta y la investigación participativa, para lograr procesos de investigación, desarrollo e innovación con enfoque inter y transdisciplinar.
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